miércoles, 17 de junio de 2009

Los Guardias Civiles viven los veinte peores minutos de las vidas de otros

Este texto, quizás no tenga valor literario, pero lo que sí guarda como reflexiones internas es mucha verdad de lo que es nuestra profesión; y sobre todo es un alegato a la esperanza, a la ilusión y recoge ese sentimiento por el cumplimiento del deber hacia la ciudadanía, que es imperturbable, que esta grabado en nuestro cuadro genético y que echamos de menos en nuestros mandatarios; pero quizás algún día nos lo reconozcan.

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